Uno de los elementos acaricia, el rostro de los arboles. La excitación en los roces es notoria. Yo estoy cerca, lo observo. Es maravilloso.

Alrededor de este hermoso espectáculo, merodean diminutos seres meditabundos, una especie de preguntas de interrogación con silueta humana. Es amorfo todo este asunto. No me gusta.
Parece que me alejé mucho de los arboles, del cielo, de lo natural. Aver, volvamos...

El día se va volviendo más cálido, las sonrisas se tornan coherentes.

Mi estado de ánimo no es el mismo, y no es algo que tenga que ver con lo que escribo, pero resulta que no logré despejarme del todo, de este mísero mundo real y un eco estrepitoso retumbó en mis oídos preguntándome de manera burlesca: Iluso ¿Realmente crees que es fácil escapar de aqui?...